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Fresas con genes de pez

La biotecnología moderna utiliza técnicas de ingeniería genética que en los últimos años ha brindado productos valiosos a la sociedad, como en el área farmacéutica con la producción de insulina, que está a punto de ser exactamente igual a la hormona humana y que ha tenido una gran aceptación; sin embargo, esto no ha ocurrido con su aplicación en la producción de alimentos, los denominados alimentos transgénicos.

No existe evidencia científica de que los productos transgénicos causen problemas a la salud, sin embargo algunos científicos aseguran que estos productos podrían ser una opción viable para seguridad alimentaria, pues se generaría mayor volumen de comida con la misma cantidad de agua y las mismas proporciones de tierra, aseguró Luis Manuel Guerra, químico por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Comentó que existen herramientas científicas que han sido aprobadas desde hace mucho años y que se han implementado, pero hoy en día se realizan con mayor precisión, tal es el caso de la fresa, a la que se le agregó un gen de un pez que tiene la capacidad de aguantar temperaturas bajo cero, esto logró que las fresas aguantaran heladas extremas.

Esto fue posible gracias a que se extrajo el ADN de uno de los 14 cromosomas que posee la fresa y de otro organismo, en este caso del pescado, al que se le extrajo el gen de la proteína que les era importante implementar, mediante la ingeniería genética se clona, se modifica y se y se fragmenta el gen.

Es a partir de ese momento cuando la información genética ya no es la de una fresa, sino la de una fresa transgénica, técnica que se está desarrollando en los cultivos importantes del estado de California, en Estados Unidos, donde sufren de condiciones climáticas adversas; asimismo ya lo están implementando con la naranja en el estado de Florida y con la vid en el Valle de Napa en California.

Esto es un avance que está perfectamente certificado y cuidado, hay toda una investigación atrás de esto, existen acuerdos internacionales como el Protocolo de Cartagena de Naciones Unidas sobre alimentos genéticamente modificados, afirmó Manuel Guerra.

Por último comentó que para que un alimento genéticamente modificado llegue al mercado es el mismo proceso que el de un medicamento, debe pasar por varias pruebas y certificaciones; “es un grado de libertad importante que el ser humano está encontrando frente a una posible crisis alimentaria que se podría resolver gracias a la implementación de este tipo de cultivos”, concluyó.

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