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México octavo productor de leche a nivel mundial

Desde siempre, la leche de vaca se ha considerado un alimento esencial en la dieta del mexicano. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recomienda que al año exista un consumo promedio de 180 litros de esta proteína animal por persona, ya que brinda más de 20 nutrientes esenciales como calcio, magnesio, fósforo y vitaminas A, B2, B12 y D necesarias para una dieta balanceada.

En México, este consumo per cápita aún se encuentra 60 litros por debajo del recomendado. Sin embargo, de acuerdo con cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el país actualmente está posicionado como el octavo productor a nivel mundial con más de 12 mil 200 millones de litros, cifra que se espera vaya en aumento.

La selección de vacas que producen leche en abundancia le ha permitido al hombre beneficiarse al utilizar el excedente para la alimentación humana. Se estima que durante su periodo de lactancia, el cual dura aproximadamente 300 días, éstas llegan a producir más de 12 mil litros, lo que significa un promedio de 40 litros diarios.

En el marco del Día Mundial de la Leche, establecido por la FAO en el año 2001, Boehringer Ingelheim Animal Health México (BIAH) hizo énfasis en la importancia de esta proteína para el mercado mexicano y cómo el cuidado del ganado lechero proporciona productos inocuos y de alta calidad, garantizando no solo su salud sino también la de la población que consume este producto y sus derivados: queso, yogurt, mantequilla y entre otros.

Al respecto, Carlos Corona López, Médico Veterinario Zootecnista y Gerente Técnico de dicha farmacéutica veterinaria mencionó: “Es importante que todas las vacas se encuentren sanas para que tanto su calidad de vida como su producción de leche sea óptima; por ello, es fundamental que lleven una adecuada alimentación, cuenten con todas sus vacunas y los productores presten especial atención a su entorno, minimizando la exposición a gérmenes como virus, bacterias y hongos que se encuentran de forma natural en su piel”.

Comentó que una de las enfermedades más frecuentes que padecen las vacas lecheras es la mastitis bovina, una inflamación de la glándula mamaria ocasionada por factores infecciosos, físicos o mecánicos que afectan a la industria láctea a nivel mundial debido a la entrada de microorganismos patógenos como: estafilococos, estreptococos y Escherichia coli, los cuales reducen la producción de la leche, alteran su composición y, en el peor de los casos, causan la muerte prematura del animal. Esto genera grandes pérdidas económicas para el sector.

“La infección es más común al inicio y al final de la lactancia, y puede ser de dos tipos: mastitis clínica, en la que los síntomas aparecen de manera súbita, disminuye y altera la producción de la leche con la aparición de grumos, coágulos o consistencia de agua; y el otro tipo es la mastitis subclínica, la cual se caracteriza por no presentar signos visibles, su consistencia es aparentemente normal, pero existe una disminución productiva de la misma” advirtió el experto.

El contagio de ambas puede deberse por patógenos que se transmiten de vaca a vaca, o por contagio de tipo medioambiental, producida por bacterias que no viven en la piel de la ubre pero que entran al canal del pezón por contacto con un ambiente poco higiénico. De esta manera, es importante destacar que a mayor número de animales habrá más incidencia de la enfermedad.

Por su parte, Gerald Behrens, Director de la División de Salud Animal de Boehringer Ingelheim en México, Centroamérica y El Caribe, dijo que “de acuerdo al grado de mastitis bovina, la vaca puede presentar desde hinchazón de la ubre y dolor al tacto hasta fiebre, así como pérdida del apetito, de peso y/o temblores, por lo que el diagnóstico oportuno es fundamental para combatir la enfermedad y no tener que sacrificarla”.

Subrayó que, en ese sentido, Boehringer Ingelheim Animal Health cuenta con un amplio y completo portafolio de antibióticos, siendo Mamyzin® P, Mamyzin® M y Mamyzin® S, el estándar de oro en el tratamiento de la mastitis bovina. “A lo largo de la cadena de valor, estos medicamentos han sido de suma utilidad para los productores y médicos veterinarios que se dedican a velar por estos animales, evitando o reduciendo el impacto negativo que esta condición tiene en la calidad y cantidad de leche producida”.

“Estamos seguros de que con las buenas prácticas pecuarias, una dieta equilibrada, la constante vigilancia y prevención de la salud de las vacas lecheras, así como una respuesta inmediata ante la presencia de alguna enfermedad con la supervisión de un médico veterinario que regule el correcto suministro de antibióticos, México seguirá posicionándose dentro de los primeros lugares de producción de leche a nivel mundial, con una calidad que, además de ofrecer un buen sabor, permita garantizar los beneficios nutricionales que toda la población necesita”, concluyó.

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