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Davos y el futuro alimentario

¿Cómo alimentar a una población de 1 400 millones de personas? El presidente chino, Xi Jinping (centro), visita una granja en Jiansanjiang, al noreste de China, en la provincia de Heilongjiang.

(Xinhua)

El futuro de los alimentos ha sido parte del menú del Foro Económico Mundial (WEF en inglés) la semana pasada. La pregunta central: ¿cómo alimentar a 9 800 millones de personas en el año 2050 sin seguir dañando el planeta?

La desigualdad es un parte vital de este acertijo: mientras 820 millones de personas sufren hambre, 800 millones viven en desnutrición y 2 000 millones carecen de suficientes vitaminas y minerales, hay otros 2 000 millones que padecen sobrepeso u obesidad.

Así que la pregunta es ¿cómo salir de este problema? Enlace externo

Cambio de alimentación

Afrontar este desafío exige transformar los hábitos de consumo de alimentos, mejorar la producción de comida y reducir el desperdicio, según la Comisión EAT-Lancet,Enlace externo que reúne a 37 expertos en salud, nutrición, sostenibilidad ambiental, sistemas alimentarios, economía y gobernanza de 16 países.

Las grandes multinacionales, incluidas muchas suizas, que se dedican a los agronegocios, bienes de consumo y seguros, entre otros, necesitan sentarse a una mesa de diálogo a la que también estén convocados los pequeños productores, gobiernos y oenegés, entre otros.

En Davos, swissinfo.ch habló con Diane Holdorf, del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD en inglés) y exdirectora de sostenibilidad de Kellogg Company. Holdorf opina que las empresas deben analizar “cómo transformar sus cadenas de valor, obtener y producir sus propios ingredientes, cómo diseñar y dar un giro al desarrollo de sus alimentos, y finalmente, plantearse también qué pueden hacer para mejorar la salud de sus consumidores».

Las empresas también deberían tener un incentivo para hacer esto dado el volumen de recursos que se mueve. De acuerdo con la Fundación Ellen MacArthur, por cada dólar gastado en alimentos, la sociedad paga dos dólares en salud, cuidado del medioambiente y otro tipo de gastos. Lo que supone una movilización anual de fondos de 5,7 billones de dólares (5,6 billones de francos suizos)Enlace externo a nivel global.

Un informe EAT-Lancet publicado este mes sugiere una nueva dieta que limita el consumo de carne roja a 14 gramos por día y propone una ingesta de 500 gramos diarios de verduras. Así, más de un tercio de las calorías (35%) se obtendría de granos enteros, raíces y otras proteínas vegetales.

Esto supondría una disminución del 50% del consumo mundial de alimentos como la carne roja y el azúcar, un sacrificio compensado por el doble del consumo de nueces, frutas, hortalizas y legumbres.

Pero el cambio de hábitos hacia una dieta más sana no es suficiente.

Reducir el desperdicio alimentario

La comisión recomienda otras cuatro estrategias: reenfocar la agricultura que produce grandes cantidades de cultivos para dedicarse a producir aquellos que son más ricos en nutrientes; intensificar la agricultura sostenible; preservar el ecosistema natural y reducir a la mitad el desperdicio de comida.

Este informe no ha estado exento de críticas, especialmente del organismo británico Sustainable Food Trust, que se niega a “confiar ciegamente” en un “concepto que no ha sido probado” de intensificación sostenible.

La mayor parte del desperdicio de alimentos se produce en países de ingresos bajos y medios. En países desarrollados, como Suiza, el desperdicio es causado sobre todo por los consumidores. Las soluciones más rápidas para este problema incluirían mejores hábitos de compra, una mejor comprensión de consignas sobre las fechas, como consumir «preferentemente antes de» y «fecha de caducidad»; así como una mejor preparación y almacenamiento de alimentos, tamaño de las porciones y uso de sobras alimenticias.

El país alpino tiene una aplicación que, para luchar contra el desperdicio de alimentos, ayuda a que los supermercados y tiendas pongan los productos a punto de caducar en línea a precios reducidos a la hora de cierre, pero se trata de una iniciativa incipiente. La experiencia confirma que son los hogares, y no los servicios de restauración, los que más alimentos desperdician hoy en día.

Tecnologías (antiguas y nuevas) a medida

Los expertos coinciden en que no hay soluciones mágicas para reparar nuestro maltrecho sistema alimentario y exhortan al mundo a asumir una mejor gestión de riesgos en toda la cadena de valor. Refieren que no tiene sentido producir variedades de maíz más resistentes cuando el 30% de la producción se desperdicia después de la cosecha.

Hoy en día, cuando la gente piensa en la tecnología de la agricultura tiende a imaginar drones, cultivos genéticamente modificados o en sistemas de cultivo verticales inmersos en selvas de hormigón gris, como el Bosco Verticale (Bosque Vertical) en Milán.

Sin embargo, resolver el problema del hambre en el mundo también requiere una puesta en marcha más amplia e inteligente de los métodos de producción ya conocidos y probados como la agricultura de la conservación, la agroforestería, el terraplenado y el manejo de cuencas hidrográficas.

Alexandra Brand, directora de sostenibilidad en la compañía suiza de agronegocios Syngenta, explica que todo, desde la robótica hasta la biología, son áreas donde la compañía está explorando para lograr que la tierra sea más productiva y los cultivos requieran menos pesticidas.

“Los OGM son parte de lo que se analiza, pero hay más”, dice Holdorf, directora del área de alimentos, tierra y agua del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible.

El desafío es aumentar la productividad agrícola sin que se siga deforestando a gran escala (uno de los cambios más críticos y generalizado que la humanidad ha hecho a la superficie de la tierra), según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Un signo de que corren nuevos tiempos fue la decisión de la empresa suiza Syngenta -que lleva a cuestas una reputación negativa debida al uso de pesticidas- de crear una posición de director de sostenibilidad en 2018.

Las prácticas como una labranza adecuada, la rotación de cultivos, el análisis de la tierra, el manejo de nutrientes, los sistemas de riego y control de plagas pueden, conjuntamente, aumentar los rendimientos de los agricultores.

El comodín del cambio climático

Para complicar el panorama, los fenómenos climáticos extremos están limitando la capacidad de la naturaleza y de los sistemas alimentarios para absorber y resistir shocks.

Concretamente, “están ocurriendo más eventos extremos y causan cada vez más daños», explicó a swissinfo.ch Gernot Laganda, responsable del área de atención a problemas climáticos y reducción de riesgos de desastres del Programa Mundial de Alimentos (PMA), al ser consultado vía telefónica. «Cada una de las etapas de un sistema alimentario puede verse afectada por este tipo de eventos”.

Los sistemas alimentarios incluyen la producción, pero también el procesamiento y el transporte de los bienes. Cuando se necesita producir, almacenar y entregar leche, cuanto más alta sea la temperatura, más desperdicio habrá. Y más energía se requerirá para enfriar la leche.

Las más afectadas son las economías agrícolas, lo que significa que la mayor parte del PIB (entre el 40 y el 50%) proviene de la agricultura. Un evento climático extremo puede privar a muchos pequeños agricultores del acceso a los mercados donde venden sus productos o impedirles la obtención de insumos básicos como los fertilizantes.

Una de las áreas de progreso es la predicción meteorológica, que es cada vez más precisa. Las tecnologías actuales permiten un mayor y mejor acceso a información útil. Pero para sacar el máximo provecho a esta información, es importante tener claro qué es exactamente lo que necesitan los campesinos. ¿Necesitan saber cuándo inician las lluvias o qué cuán generosas serán?

Esto es, “antes de que la tecnología sea utilizada, debemos comprender las necesidades de las personas”, dice Laganda, “es una pieza que a menudo olvidados: hacer que la tecnología de verdad ofrezca soluciones a la medida”.

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