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Cómo saber si ya es tiempo de cosechar

Lo primero que hay que saber acerca de las frutas es que algunas siguen madurando después de haber sido arrancadas del árbol, mientras que otras una vez cortadas ya no es posible que continúen su proceso de maduración; entre las primeras se encuentran los plátanos y manzanas, mientras que las frutillas son todo lo contrario, si se arrancan  verdes seguirán verdes hasta pudrirse.

La fruta en su punto de maduración correcto es más dulce y sabrosa porque tiene un alto contenido de fructuosa, que no es más que azúcar natural; mientras que la verde tiene más clorofila, lo que ayuda a mantener los nutrientes y vitaminas.

Algo similar ocurre en el proceso de digestión, los frutos maduros son de entrada mejores para el estómago, pero son susceptibles de provocar problemas si fermentan en el estómago; por su parte los verdes cuestan más trabajo digerir.

Por ejemplo, al aguacate es uno de los frutos incomibles cuando está verde, pero tampoco es agradable cuando ya está muy maduro, por eso es importante saber cuándo está en su punto; un truco es elegir los que tienen la piel oscura, aunque a veces falla, lo mejor es arrancar el tallo y ver el hueco que deja, el verde intenso indica que aún está muy verde, el marrón indica que lo mejor es no comprarlo, pero si el tono es entre amarillento y verde pálido, ese es el indicado.

En caso de que esté demasiado verde, se recomienda envolverlo en papel y dejarlo en el mismo canasto del plátano y las manzanas; el etileno que suelta, esto es una hormona que contribuye a la maduración de las frutas, lo pondrá a punto en pocos días. En caso de emergencia, lo mejor es ponerlos al horno a 100 grados aproximadamente 10 minutos.

Las frutillas no hay que comprarlas verdes, porque pasarán de ese estado a directamente pudrirse, ya que no maduran una vez fuera de la planta; aunque tampoco hay que optar por las que estén demasiado blandas o tengan un color más rojo y oscuro, eso indica que ya están muy pasadas de maduración.

En el caso de las naranjas, si se toma una y está muy baja de peso no hay que comprarla; otro indicador es la piel, esta debe ser fuerte y el color muy vivo y brillante; cuando es más amarilla es que fue recolectada demasiado pronto; si parece cuero es que lleva ya mucho tiempo cosechada; la cuestión del peso puede aplicarse también  a los limones y las limas; pero deben ceder cuando se presionan, si están demasiado duros es que aún no están buenos.

Los duraznos deben ser muy aromáticos, se debe notar su aroma aún antes de verlos, debe estar firme, pero que cede al ejercer presión. Este mismo truco sirve para el melón, si cede un poco está en su punto; si se hunde demasiado es que está listo para quienes les gusta demasiado maduro, es otra de las frutas que deben estar pesadas para comprobar su madurez.

Si las peras están blandas en su parte superior es que está madura, si está muy rígida es que está poco sabrosa, se puede comprar verde porque es una de las frutas que maduran con el tiempo.

El plátano, como ya se mencionó, madura una vez arrancado de la planta, por eso se recolectan muy verdes, los cuales se almacenan con un tratamiento de etileno, que imita el proceso natural de maduración, ya que estimula una hormona de la planta que pone en marcha su crecimiento y desarrollo. Desmintiendo la creencia popular, los plátanos se pueden guardar en la nevera, aunque la piel se ponga negra y fea, no afecta a su interior.

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