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Depredadores en el cultivo de la papaya

Científicos investigan las interacciones bióticas en hábitats modificados por el ser humano, para aplicarlo en la producción de papaya de forma que se respete la biodiversidad.

La doctora Ek del Val de Gortari, nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y miembro del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), unidad Morelia, dirige una investigación en el bosque tropical caducifolio de Chamela para estudiar las relaciones entre especies, con el objetivo de restablecer las funciones ecológicas en hábitats fragmentados.

La producción agrícola genera división de los ecosistemas que se aíslan unos de otros, evitando el movimiento de poblaciones vulnerables y depredadores que mantienen el ecosistema en equilibrio. «Es importante entender cómo el ser humano interfiere en las dinámicas de las plantas e insectos para generar estrategias menos agresivas en los espacios agrícolas».

Señala que es una paradoja que la agronomía y la biología hayan estado separadas, por lo que este proyecto de investigación busca vincular estas dos prácticas para respetar el ecosistema y permitir la producción, a esta nueva corriente se le denomina agroecología.

Producción de papaya

La papaya (Carica papaya) es una fruta nativa de nuestro país que se encontraba silvestre, pero con el tiempo se ha ido seleccionando para adaptarla a las características del mercado. En el proceso de cultivo se utilizan mecanismos agresivos con el ambiente como el uso excesivo de pesticidas, generando afectaciones a la biodiversidad.

«México es el primer productor de papaya a nivel mundial, por lo que la mejora de las prácticas en la producción sería de gran beneficio para la economía haciendo que sea más competitiva, sustentable y saludable», afirma la investigadora.

1-carica2518.jpgSe han documentado las prácticas para diferenciar el impacto que tienen en los insectos las prácticas agrícolas. Se descubrió que tanto en la gran producción como en la de bajo insumo, existen las mismas plagas, pues a pesar de que se utilice mucho plaguicida, estas ya son resistentes.

«Se comprobó que a través de la producción orgánica se llega a mejores resultados de producción, pues a pesar de que en la de gran escala se obtengan más frutas, una gran cantidad de ellas se llena de hongos, terminando por ser más redituable la orgánica donde la fruta termina en mejor estado».

Presas y depredadores

Las plagas más comunes de la papaya son los ácaros, que son como pequeñas garrapatas que transmiten enfermedades, afirma la investigadora. Pero estando en un hábitat con depredadores como la hormiga, la chinche y la avispa, podrían ser reducidos de una forma considerable, permitiendo que el plaguicida solo se use como herramienta auxiliar.

«El problema actualmente es que se utilizan demasiados insumos, por lo que los plaguicidas están acabando no solo con las plagas sino también con los insectos benéficos. En los sistemas restaurados se cuida volver a tener cobertura vegetal, pero se olvidan los insectos que son esenciales en cualquier ecosistema».

Ek del Val señala la importancia de promover la diversidad de plantas e insectos en los cultivos. Pero además considera que la participación ciudadana es un elemento clave para mejorar la agricultura, porque es necesario que se complementen los conocimientos.

Una de las estrategias de la Planeación Agrícola Nacional es realizar investigaciones que permitan reducir el virus meleira, los ácaros, pulgones y mancha anular, así como mejorar las prácticas, ya que se prevé que en el periodo 2017-2030 la demanda de este fruto aumentará.

No solo importan los polinizadores

Para la investigadora, se ha hablado en múltiples ocasiones de las consecuencias que tiene para el ecosistema la falta de polinizadores como las abejas en los cultivos; sin embargo, es fundamental que se estudien de forma más amplia las relaciones entre otros polinizadores como mariposas, polillas y murciélagos, así como depredadores e insectos benéficos.

El proyecto de investigación que realizan en Chamela deriva de la tesis de la alumna de maestría Ana María Flores, en la que se llevaron a cabo muestreos sistemáticos de insectos durante todo el periodo de cultivo. Utilizan trampas de caída para detectar qué insectos se encuentran en los cultivos y después los llevan al laboratorio para identificarlos.

La inmediatez es el depredador del ser humano

«La transformación del ser humano al ambiente para satisfacer necesidades es inminente. El problema no es que el ecosistema se transforme, sino que se hace de formas que solo atienden a necesidades inmediatas».

Considera que algunos de los grandes problemas en la producción de alimentos es que somos demasiados y que los cultivos no son solo para alimentar ya que hay problemas serios de distribución.

Con esta investigación se busca mostrar a los agricultores y empresarios que las prácticas sustentables son igual o más redituables que las que se utilizan actualmente, y que se puede combinar la producción con estrategias para cuidar el ecosistema, como el diseño del paisaje.

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